jueves, 5 de abril de 2012

LA TRANSFERENCIA Y LOS DIRECTORES DEPORTIVOS.


Mi experiencia como entrenador de los últimos años la he pasado trabajando con grupos de jugadores próximos a la etapa superior del aprendizaje (junior - S-21 – sénior).
No obstante he pasado por todas las etapas formativas del jugador desde monitor de colegios a coordinar una escuela de básquet.

Cada año que pasa vamos añadiendo conocimientos a nuestro bagaje formativo que normalmente va en beneficio del jugador, sea cual sea su edad.
Reconozco numerosos errores en mis años de entrenador, varias veces reflexiono de mis planificaciones, sesiones, objetivos aplicados en los inicios y no me explico como fui capaz...

Si nos centramos en un club de baloncesto amateur, con escasos recursos económicos, en el que la gestión del mismo está en manos de personas voluntariosas pero en su mayoría sin experiencia, padres de jugadores en algunos casos, nos encontramos con la siguiente realidad:

  • Los equipos minis están en manos de entrenadores – jugadores de equipos del mismo club.

La transferencia del trabajo técnico al juego real debe de llevar unas pautas, no excluyente de conseguir que la niña o niño disfrute con la práctica del baloncesto. El artículo de Albert Cuadrat (http://www.clubdelentrenador.com/noticia.php?ins=0&id=1036&sec=5 ) explica, bajo mi punto de vista, perfectamente el proceso formativo del jugador separándolo en tres bloques, técnico, táctico y psicológico.
Durante el proceso de aprendizaje del jugador de minibasket es necesario que la técnica individual se aplique con el criterio adecuado, dejando el margen para el error (equivocarse forma parte del aprendizaje, ensayo-error), llegando a conseguir la suma de conceptos diversos del aprendizaje (QUE+COMO+CUANDO) de una manera progresiva pero global; es decir, enseñar el bote, que la pelota ruede en la mano, el pase sobre bote y combinarlo en situaciones de juego 2x0 con algún elemento perturbador que obligue al uso de las habilidades aprendidas, incluso 2x2.
La progresión de las dificultades abarca los aspectos fundamentales del entrenamiento. Hemos de saber regular la dificultad a nivel de ejecución y decisión sin olvidar el elemento perceptivo. Todos estos aspectos, confluyen en la práctica en el diseño de la determinación de los objetivos intermedios de aspectos técnicos y tácticos proporcionando los feedbacks suplementarios adecuados a la consecución de cada objetivo.

Por lo tanto, volviendo al principio, es indispensable la implicación de entrenadores en categorías mini y de formación con experiencia en estas situaciones.
Si los entrenadores son jugadores del club (en proceso de formación a su vez) y no están estrechamente asesorados por el correspondiente director deportivo, nos encontramos con equipos que “ganan” hoy por la participación de uno o dos niños con un desarrollo físico precoz, otros como dice M. Panadés corriendo “como pollos sin cabeza”, o un excesivo intrusismo corrigiendo decisiones no ortodoxas y dando órdenes al estilo ACB.
Desde los clubs se han de preocupar de formar jugadores pero a su vez a entrenadores para que la línea deportiva no sea la suma de diversos criterios inconexos.
Conseguir que en la siguiente fase evolutiva en la formación del jugador se sigan sumando conceptos, sin prisa por obtener resultados numéricos, títulos o campeonatos.
Pero sin obviar que no solo podemos enseñar a correr, sino a entender porqué corremos, cuando corremos y como lo hemos de hacer. Y los niños son “esponjas”, absorben conocimiento.

Para concluir quiero insistir en la máxima implicación de los Directores Deportivos en el seguimiento, control y evaluación de los jugadores de mini y sus entrenadores; ¿Qué nos podría haber pasado si un entrenador anónimo sin un seguimiento adecuado se encuentra con un jugador físicamente inferior a los compañeros que para conseguir anotar, tira con un pie apoyado bombeando excesivamente el balón…?. Menos mal que no me lo encontré yo…igual Navarro no sería Navarro.

Joan Aguado (Ent. Sup. Bàsquet Castelldefels)
twitter: JoanAguado1970